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12 Octubre de 2019.


CINE Y PSIQUE: UN DIA DE LLUVIA EN NY

Echo de menos NY, amo esa cuidad, también presente en la prolija carrera de un Woody Allen clásico, nostálgico, obsesivo; al que cuando no lo es, echo de menos como añoro la lluvia. Lluvia, difícil captar su esencia sino la aprecias. El maestro Storaro pinta con la luz de su cámara esa belleza que sentimos los que, como Gatsby el protagonista (guiño a Fitzgerald), vibramos ante un día de lluvia. Un NY atemporal, revisita el Met, el Central Park, calles, rodajes, lluvia en el parabrisas. Crisis ante la vida que te llevan a elegir de joven. Crisis ante el tipo de vida que no quieres seguir elijiendo en tu madurez. Fiestas, amores que hacen cumplir sueños, gabardinas, agua y escaleras de fachada... casi suena Moonriver. Jazz bullendo en las venas y en el whisky de un salón del Upper, o en un piano bar como el Bremelmann, el Carlyle café.

Amantes, sospechas, huir de lo que rechazamos de los padres por diferente... amarlo cuando intimamos entre sus confesiones del pasado. Ese pasado que pesa en nuestro genes, y nos convierte en extraños hasta que descubrimos que esas pulsiones que nos diferencian laten en nuestro adn y gracias a ellos aceptando su vida tomamos la nuestra y nos hacemos cargo como adultos de hacer algo hermoso con ella. Encuentros, ambiciones, dudas existenciales, soñadores, ingenuos, rebeldes buscando identidad, necesidad de aventura, de indagar en uno o en el otro, de campo, de ciudad. Hipo, risa imposible de casar de por vida, desencuentros, acordes y desacuerdos. Glamour, crisis creativas, escarceos y filtreos, fidelidad y tentación ante lo nuevo y la fama.

Woody Allen denostado en su país, empezó a rodar A rainy day in NY en pleno apogeo en LA de la oscura ingeniería social del metoo...más de una crítica le caerá entre la "progresía" que censura la expresión artística que no pase por sus canones y agenda... totalitaristas de lo políticamente correcto para ellos. Y más que le caeran a sus chistes de adicción al C02. Si amas la vida, y el cine, no caerás en esa trampa de la lluvia tóxica de la ingeniería social que inunda el planeta. Disfrutarás de Woody Allen en estado puro. Sin juzgar el ser humano, sólo ves al creador genial que es. Que ganas de ver la próxima rodada en otra ciudad lluviosa que huele a cine y a manjares mi querida Donostia. Sólo espero que el arte y la lluvia salvaguarden lo bello y hermoso y diferente de cada ser humano en un mundo tan uniformado y teledirigido a un pensamiento único.

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