Hay algo que me permite reconectarme cuando paso demasiado tiempo en la ciudad y en los ritmos artificiales del reloj.
Cada vez que necesito alinearme con mi ritmo natural y nutrirme hago una escapHada a algún bosque…y si no puedo, a un parque…y sino a un jardín o a una huerta.
Las culturas ancestrales chamánicas lo llaman la búsqueda de visión.
Es crear conscientemente el momento y el espacio para renacer en la madre tierra. Entrar en presencia absoluta con todo lo que se es, agradecer, hacerte pequeño ante tanta grandeza y crecer con ella, relativizar, tomar conciencia desde la perspectiva de la naturaleza.
Es un reencuentro y reflexión positiva sobre nuestra propia existencia, cuando se ha interrumpido el flujo natural de la misma.
Adentrarse en un bosque, subir una montaña, cuidar un jardín, sembrar y recolectar … son una oportunidad para guiar los pasos por la visión del gran espíritu. Ese respeto y amor es el acceso al misterio, al no se, a la incertidumbre de la cual formamos parte.
Un bosque es un templo. Antes de empezar a profundizar y avanzar hacia dentro del mismo camino muy despacio, observo la intención de lo que me llevó allí, lo acepto y libero mi propia contaminación mental, emocional….
Si llego con mi mente saturada de datos e información se lo entrego al viento.
Si aparezco con mis aguas revueltas observo al río. Si me siento con el animo decaído me rindo a los rayos de sol. Si noto mi cuerpo cansado siento la tierra.
Si estoy triste, mis nubes empequeñecen ante la niebla y las nubes grises.
Si llego cargada y densa camino rápido y atenta a las abuelitas piedras dejando ir a mi paso el peso…
Y ahí poco a poco, la alquimia sucede y la naturaleza me abraza y me recibe generosa, abundante, infinita, incondicional… La pido perdón por mi y por todos los seres que no contemplan cada gesto que la puede destruir, alterar, ensuciar… La doy gracias y poco a poco camino… así más depurada a medida que avanzo voy accediendo a los ritmos eternos, al campo infinito de posibilidades
En algún momento me descalzo, sea la estación (excepto con nieve) que sea y camino sintiendo la tierra bajo mis plantas. Frescor, frío, calor, hojas otoñales pegándose a las plantas de los pies, gotas de agua y flores pintando las uñas de los pies. Ahí mi mente calla y la Madre Tierra habla … y escucho, veo y siento la inmensidad que me ofrece la divina sabiduría. Ahí re-cuerdo (pasar por el corazón) que puedo ser todo (soy). Ahí (me) inspiro y me nutro y expiro …(muero a lo que no soy) y a lo que hago (ir con prisas, estrés, estudios, cursos…).
En la naturaleza todo coexiste en armonía. Accedo al No Tiempo al Gran Conocimiento en ese esplendido reino de Creación.
Amo los bosques y las montañas. Las fuerzas de la naturaleza son mi guía. Son el maestro y compañero que me impulsa y calma. Me hablan los ciclos, las estaciones, los elementos… y siento juguetones a los elementales. Encarno mi naturaleza salvaje. Reactivo en mi ese poder y al fundirme en el Yo Soy Uno se desvelan los misterios y llegan los mensajes de mi alma»
Swaranita, 11 Enero 2018.
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