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LA ARDIENTE PACIENCIA O EL ARTE DE CONVERSAR.


¿Realmente nos comunicamos?

O seguimos siendo niños a los que no escucharon. Reactuando las memorias de los ambientes donde tuvimos que dejar de ver, escuchar o expresar para no sentir invasión o abandono.

Si somos adultos que no vamos adentro o afuera, ¿cómo vamos a dialogar?.

Si vivimos como islas, ¿cómo vamos a detectar y transmitir que necesitamos y abrirnos al territorio nunca conocido del otro?


¿Cómo expresar el desarrollo evolutivo contenido en cada ser? Reconocerse entre ventanas de un chat, en un aula, en un café, en un autobús…?



En esta sociedad no creamos escenarios e instantes propicios y naturales a toda esa escala evolutiva de nuestra psique y biología para responder y comunicar cada ser sus necesidades básicas para sobrevivir, sensaciones para preservarnos, emociones para avanzar, ideas, sentimientos para vincular, creaciones y valores espirituales para evolucionar.


Dialogamos para relacionarnos, logos a dos, ¿terceridad? No nos comunicamos, somos soli-locos en la jungla del asfalto mental, datos e información. Somos neocortex, en sillas mutilados del lenguaje gracíl y simbólico de nuestra evolución.


Señas, ruidos, sonidos, silbidos, luchas, gritos, cantos, trazos, tambores, humo, danza, tacto, tinturas, vasijas, música, pinturas, voces, signos, señales, códigos, palabras, idiomas… En el camino evolutivo estamos obviando en un siglo todos los matices del lenguaje y la comunicación de miles y miles de años de evolución. Estamos convirtiendo a las palabras en lenguaje…


Hemos hecho de la conversación una selva inhóspita al olvidar el valor universal y eterno de lo simbólico en la vida y en el verbo sonido creador de la misma.

Hemos de convertirnos al ritual sagrado del con-versar… versar con.

El lenguaje universal es el único con poder de transformación.

Versarnos en amor a la vida. Al conocimiento sabiduría. Al uno que somos y al otro.

Elegir espacios y tiempo sagrados para comun-unir en soledad y con el otro.

Todas las culturas ancestrales incluían su practica y destrezas… junto al fuego, en círculo, en paseo... Ahora somos universitarios o especialistas de algo pero vivimos analfabetos en cuanto ser uni-versales.


¿Facilitan estos tiempos metadesversados y plataformas comunicativas la interacción donde construir de manera conjunta una creación?

Expresamos en una conversación sin tiempo ni espacio sagrado el delicado tejido de los infinitos matices del lenguaje sea escrito u oral, gestual, sensitivo, silencioso…

Conversamos adaptados a los códigos y grados de intimidad vincular del entorno: familiar, cultural, académico, profesional, terapéutico, amistoso, amatorio.

¿Dedicamos tiempo de presencia? ¿Discernimos entre calidad y cantidad? ¿Reconocemos entre intercambio de datos e información y conversación?

Elijamos espacios y momentos consensuados de acogida que permitan interactuar con claridad, fluidez y libertad.

Leamos entre líneas la verdad del otro, que solo pide nuestra presencia y escucha para poner en voz alta su dialogo interno, sus contradicciones, sus encrucijadas, sus retos, duelos y sueños…

Creemos conversaciones para vincular vulnerables y evolucionar en vez de apoyar el sistema de chat-lartanerias asincrónicas para alimentar el ego y las neurosis personales y sociales.

Saludemos, introduzcamos el hilo de la conversación, estemos ahí, despidámonos…


¿Inventamos y aceptamos tecnología que vincule en la lejanía o que fabrique extraños en la cercanía?

¿Vivimos en la magia vincular de la sorpresa, de lo flexible, de lo incierto, de nuevos paisajes e instantes, del no tiempo, del ritmo?..o ¿vivimos en retaguardia con todas nuestras defensas en la fortaleza de un horario, de una tácita periodicidad, de una pantalla o cuarto, de los hábitos que nos anestesian?

¿Elegimos plataformas físicas o virtuales sin necesidad de exigir atención, sin interrupciones, sin subactividades, sin más ventanas-opciones abiertas en ese instante?


¿Ofrecemos lo que exigimos?

¿Pedimos lo que necesitamos y damos lo que nos piden, o damos lo que no necesitan y necesitamos lo que damos?

¿Establecemos el juego y sus normas sobre la mesa o llevamos dados marcados?

¿Hacemos de la plática un arte o una lanzadera de palabras?

¿Ponemos limites asertivos o impositivos?

Hacemos de la respiración, la pausa y el silencio, ¿un invitado de honor o una puerta de huida?


Somos benevolentes, claros y directos de tu a tu para facilitar mejoras y evolución transpersonal.

Sobreviviendo estas vidas tecnologizadas y artificiales no se transmite vida, somos incapaces de con-versar, solo de defendemos, huir o paralizarnos …

Solo viviendo existimos, reposamos y transmitimos lo que hemos observado y hubiéramos necesitado experimentar.

Las redes y tecnología sesgan con esa matriz nuestra respuesta al ambiente: idealizan, maquillan, estancan, apagan todo atisbo de tragedia, caos e imperfección y el viaje heroico de la vuelta al orden.

Nos auto evadimos de expresar interpersonalmente una verdad universal: necesitamos vincular, pertenecer, ser tenidos en cuenta, vistos , sentidos y escuchados.


¿Personalizamos esos intercambios para quienes demandamos presencia?

¿O vamos lanzando la misma obra en paralelo a diferente publico?

¿Huimos cuando podemos aprender a conversar responsables, en vulnerabilidad y mejora mutua?

¿Nos importa el sujeto o lo hacemos objeto?

¿Establecemos una intención clara?

¿Plasmamos inquietudes internas abiertos a la imperfección?

¿Permitimos la sorpresa y lo incierto o solo la neurosis de nuestros monólogos internos?


Estamos cambiando de plataforma, whatssapp, telegram, chats, amigos virtuales, apps de intercambio, videoconferencias, redes sociales, seguidores, etiquetas, ventanas de conversaciones… Nos crean nuevas tecnologías y necesidades para simplificar y acortar distancias pero cada vez el humano está mas lejos. Esos espacios establecen una comunicación a través del lenguaje verbal no así de la entonación, las pausas, la mirada, el olor, la respiración, la cadencia, el ritmo, el lenguaje no verbal…insustituible por los códigos de los emotis e iconos.


Una conversación real, sincera, honesta, tridireccional es hoy es flor de un día.

Raro es un diálogo adulto en el cual recibir, escuchar sin interpretar ni proyectar.

Improbable fluir a la espontaneidad de agendas asfixiadas a meses vista.

Extraño estar aquí y ahora elegir y coincidir en el momento adecuado en la jungla de chats o en la barra de un bar. Difícil el respeto e intervenir alternativamente expresando emociones y pensamientos espontáneos.


Seguimos oyendo sin escuchar.

Viendo sin mirar.

Disociando la presencia en el loop de los pensamientos e ideas preconcebidas.

Oyendo para contestar.


Seguiremos de monologuistas en conversaciones banales o profundas destruyendo el arte de sentir y conversar siendo sordos y ciegos en blanco y negro sin calor o piel ni libertad.



MANIFIESTO CONVERSACIONAL


Si queremos conversar

Volvamos al origen


Al silencio

A conquistar la ardiente paciencia


Los tiempos y espacios sagrados


A escuchar el sonido original

Creemos un tango o una coreografía

Aprendamos de una orquesta

Observemos el sonido del bosque

Encendamos chimeneas y noches estrelladas

Volvamos a un museo sin audio guía

Revivamos la paciencia de la espera, de las cartas y letra a mano en el buzón de casa

Viajemos a la tv de dos canales.

Ardamos la impaciencia de una semana hasta ver otro episodio de una serie.

Vayamos a cines chiquitines en V.O, sin palomitas y con sillas que no parezcan un avión o el cuarto de estar

A librerías de barrio Y panaderías con manos de harina

Pongamos la radio sin hacer nada


Escuchemos música en vivo o vivos en un vinilo

Descolguemos el fijo y que no sea un spam.

Sitiemos la paz y el teléfono a las voces del hogar de adolescencia cuando a una hora señalada prometía llamar alguien especial.

Veamos la cara de un padre indagando cuando un amorío te esperaba a la puerta de la casa

Regresemos al cine mudo. A una calle con Marcel Marceau

Viajemos atrás a una tertulia existencialista

Vivamos bohemios y revolucionarios del arte

Exprimamos la vida como la generación perdida.

Demos valor a nuestro tiempo, a los espacios…a las palabras.

Transmitamos sencillos y abiertos.

Sin defensas ni estrategias

Sin expectativas ni reloj

Demos espacio aromático, sencillo, desapegado, comprometido, alegre, artístico …

Con la magia y la calidez de los ritmos, colores y matices del lenguaje simbólico…

Seremos capaces de con-versar, con humor y amor… cuando vuelva la humanidad al hombre uni-versal»


Swaranita, 22 Enero 2019.


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