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LA TERAPIA QUE FUNCIONA.


A veces las personas en búsqueda se apegan al resultado de una técnica o maestro, como una pastilla mágica, cuando el mago es uno mismo. La llave del candado al cambio la tiene uno mismo. Muy en el fondo hay una lucidez que trae discernimiento a lo que realmente sucede.



A veces queda velada por la disonancia cognitiva, el miedo, la culpa, la vergüenza.


No aceptar la verdad tras lo oculto y el misterio insondable que es cada ser humano. No conocerse es no amarse aceptarse a uno mismo.

El viaje a descubrirte es volver a ti al amor.


Se puede asistir por décadas y practicar en cientos de cursos, talleres, terapias. Explorar diferentes terapeutas, o técnicas variopintas , inútiles, express, grandilocuentes en redes, poco efectivas y duraderas. Se descubre que sucede, pero desde lo cognitivo conductual nada cambia. Si no se va al núcleo de la herida profunda, al sufrimiento inscrito en el cuerpo y la energía del mismo, si no se mira cara a cara. Se la siente, se acepta, se transforma y se integra, aprendiendo a vivir con esa herida y ampliando la perspectiva en el campo de acción y de pensamiento.


Se puede auto boicotear el propio cambio poniendo el poder fuera…en miles de técnicas , maestros, terapeutas, frases hechas e ideas de otros… Algo se estanca, se fragmenta, y la propia esencia se marchita. Crecer, «mejorar» se convierte en una huida de uno mismo, en una obsesión egoica en vez de Ser y volver al presente de la realidad, a la vida, a la totalidad. Centrarse en sanar es anclarse al pasado, es juzgarte como que eres defectuoso, olvidarse de vivir, de agradecer, de sentirse a uno mismo sea lo que sea que acontezca.


Somos como árboles y si no se han ido desbrozado las rama y hojas no llegamos a los entramados de memorias traumáticas, las raíces mas profundas y la curación por superflua no es duradera.


Sanar, curar, reparar, mejorar… hace milenios pertenecía al ámbito de ayuda de seres muy ilustrados, doctos, instruidos en una basta cultura y llenos de conocimiento, luz, seguridad, libertad, amor y sabiduría. Ahora en gran porcentaje nuestro bienestar se pone en manos de gurús mediáticos, de expertos en marketing, o de personas que siguen corrientes fanáticas o métodos que por ignorancia desatienden la unidad indivisible entre ciencia y espíritu.


Dentro de las personas que sí deciden ir a terapia y anhelan mejorar también hay mucho auto boicot y miedo al cambio. Aún con un gran profesional si el cliente no toma la determinación y responsabilidad real de cambiar, sin su auto compromiso, no hay motor, flujo ni movimiento en su vida y como reflejo tampoco avanza en el proceso terapéutico.


Una persona con muchos entramados traumáticos, aunque los desconozca, percibe desde la herida , desde los cuatro únicos tramos de salida por los que transcurren las memorias trauma: el ataque, la huida o la parálisis ... o la sumisión del apaciguamiento a lo que agredió. Desde esos resortes nada cambia porque la disociación es la forma del mecanismo de supervivencia del ego para sobrevivir y no se sobrepasa para evitar acceder al ser.


Un trauma, herida, conflicto no resuelto se reactúa una y otra vez. Se conozca o no, la persona tiene las respuestas pero no responde a las soluciones. Lo inconcluso se presenta porque la biología busca la eficiencia, la naturaleza está resolviendo desequilibrios a cada instante.


El cerebro y ciertas áreas del mismo toman el mando , lo no sanado toma el control , la vida, las necesidades , las relaciones se enfocan desde en ese campo mórfico, informativo de lo no resuelto, de lo inconcluso.


La búsqueda de resultados tangibles y duraderos con una terapia o terapeuta es malograda cuando el cliente no permanece el tiempo suficiente, no habita la paciencia y profundidad de ser sostenido en el proceso de cambio.


En cuanto se acerca al impulso de vida que lo sacará adelante evita afrontar lo que aparezca y vuelve a detener el proceso de reparación y seguirá dando tumbos de técnica a técnica solo sea un escape y evitación de lo que va descubriendo. Mientras así sea no va a aceptarse, amarse y ser uno mismo.


Tener autoestima es ser coherente y autentico, es ser uno mismo y amarse, respetase en todas sus «imperfectas perfecciones». Cada uno hemos venido a aportar nuestra esencia. Arriesgarse a vivir desde la intrínseca naturaleza única de cada ser permiten completar el fractal universal.


Más allá de trascender el miedo y las creencias erróneas de vergüenza a cerca de ir a terapia, está la negación de los aspectos sombríos de uno mismo.


El compromiso y la responsabilidad es el de la honestidad con uno mismo. Ir retirando capas del ego para acceder a la propia esencia. El atravesar los procesos con sincero amor y aceptación de uno mismo. Sin engañar-se ni mentir-se. Poner el foco y el zoom en todos sus matices, del más sombrío e imperfecto al mas luminoso y de dones.

Sanar es un continuo re-conocernos, es ese equilibrio de estar en tu esencia y autenticidad. El Yo Soy, natural, entre el ser y no ser, entre la acción y el campo infinito de posibilidades.


No se toma el poder interior ni se acepta que la vida es cambio. Mejorar es arriesgarse a salir de la zona de confort y del beneficio secundario del síntoma. Ese estado buscado también desaparecerá si se apega al resultado y a su permanencia…si se evita el riesgo de vivir porque la danza alquímica del universo disuelve y coagula, expande y contrae, inspira y expira… morir y nacer a cada anochecer y amanecer, a cada estación, a cada instante.


Las técnicas y facilitadores que funcionan son las que despiertan el amor en uno y nos asientan en la confianza del ser, y no otorgan el poder al terapeuta o a la metodología o una idea de seres perfectos e iluminados. Descansan en despertar los propios recursos y capacidades de la persona. La muestran el dolor de permanecer en la evitación de la verdad, la que se cubre de emociones de supervivencia de miedo-huida, rabia-ataque, tristeza... Estas impiden hacer las conexiones neuronales porque la energía no esta presente en su cuerpo, se cristaliza y queda enfocada en lo que esta mal, todo es una amenaza y nada cambia…y se bloquea el campo cuántico, infinitas posibilidades .


Se sana uno cuando toma responsabilidad de su parte de sus creaciones y devuelve fuera lo que no forma parte... Es una conjura de necios new age traumatizar culpabilizando a la víctima como espejo atractor de la agresión.


Cuando no se vuela al resorte de lo que estuvo inconcluso en el pasado. Se integra la herida y se amplía el observador que ya no reacciona desde ella. Se es coherente e íntegro entre pensar, sentir, hacer. Se alinea la triada psique-biología- energía.


Se repara cada vez que hay escucha activa y no juicio y el cliente toma cuenta de que la herida estará ahí, pero detectará los detonantes y hará algo diferente con ello.


Cada momento está vivo, es único y presente…y uno es y ya no es, en esa danza de expansión y contracción que es el universo»


Swaranita, 12 Febrero 2016.

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