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LA TRAMPA DEL EGO Y LA DUALIDAD, MATERIA vs ESPÍRITU.


Despertar, es hacer consciente lo inconsciente, descubrir la luz que alberga la oscuridad, llevar amor hacia los aspectos menos amados de nosotros mismos… expandir la conciencia es un camino, es saber quien eres viviéndote, experimentándote cada día, en este aquí


y ahora. Dejar de fabricar la realidad desde el ego, dejar de convertir tu creencia en tu vivencia, dejar de presentarte al mundo desde la creencia de lo que crees o te gustaría ser y empezar a vivir con autenticidad y coherencia entre lo que sientes, lo que piensas, lo que crees, lo que dices y lo que haces.


Vivir una vida plena desde el amor y la alegría es nuestro destino, porque ese es nuestro origen. Para llegar a ese punto hemos de cambiar nuestro modo limitado, egóico y escindido de percibir la realidad y abrazar nuestra propia sombra. Vivimos en una realidad que es así porque la percibimos erróneamente, basada en la dualidad, el dolor, el estrés, el conflicto… estos se originan desde la desconexión y desconocimiento de nosotros mismos y de cómo opera la realidad.


El ser humano actual vive básicamente en su mente. En el hemisferio izquierdo, en la mente masculina, racional, analítica, conceptual, parcial y separativista. El mundo tal cual lo conocemos ha sido concebido por esa mente masculina: doctrinas, religiones, vías espirituales, la renuncia, el retiro de este mundo, normas morales que condenan la materia, pecado, castigo, culpa. Rechazan el hemisferio derecho, lo femenino, la luna, la noche oscura, la magia, la intuición, la confianza, el instinto. Caminar a oscuras a través de los sentidos, aprender a confiar en todo lo que no se puede aprehender con la razón. Lo que rechazamos nos esclaviza, lo que amamos nos libera.


El ser humano con su percepción errónea como separado de la Fuente /Gran Espíritu/ Dios...recreó la separatividad, como camino de conocimiento y regreso a casa ante el desarrollo de la conciencia de Unidad. La división que supone creer estar encarnados en cuerpos físicos, nos ha dado algo que nos une poderosamente, la fuerza del corazón expresada a través de la danza de las polaridades y de la sexualidad sagrada para llegar a la totalidad de nosotros mismos y reconocer el espíritu encarnado en la materia. Integrar el polo positivo y el polo negativo, los opuestos interior y exteriormente, en nosotros, con nuestra pareja, con el mundo. La Paz de la Unidad llega cuando se fusionan las leyes Universales entre ellas la del principio de generación, lo masculino y lo femenino interna y externamente.


Desde siempre, una vez alcanzada la conquista del mundo material, ha existido el anhelo en el ser humano de viajar hacia la felicidad y lo transcendente, hacia algo mas allá de la materia y de lo captado meramente por los sentidos. Muchas tradiciones espirituales han rechazado la materia y el cuerpo considerándolos ajenos al espíritu. Tanto el rechazo del cuerpo, en pos del espíritu, como obsesionarse y apegarse a la materia; tanto acoger solo el lado luminoso y placentero de la vida como solo percibir el lado oscuro y menos bello de la existencia potencia la dualidad. Mente/espíritu, cuerpo/materia, amor/sexo, femenino/masculino, culpa/perdón… dualidad que aleja al ser humano de la clave de que el Ser esta mas allá del cuerpo y a la vez es el cuerpo mismo.


Casi todos los caminos espirituales excepto la alquimia, el tao, algunas escuelas de tantra como el shivaita de Cachemira y algunas vías chamánicas o el sufismo han generado dualidad y separatividad. Este es el reto del ser humano, aprender a sostenerse y transitar de la dualidad a la unidad a través del corazón, su misión es ser el puente entre las dimensiones de la materia y la del espíritu, la tierra y el cielo, la conciencia y la energía, lo masculino y lo femenino, la sombra y la luz, la misión de llevar la conciencia del espíritu a la materia y la de la materia al espíritu.


La unión entre lo masculino y lo femenino es natural y mística, se da en la vida diaria y es sagrada, porque se zambulle en esa cualidad de la Conciencia y la Energía, de la Intención y la Atención pura e inocente; que son capaces de percibir y recibir directamente la Verdad desde el Universo. El origen del tantra es matriarcal, no represor, no condenador de lo femenino, no sujeto a creencias sino basado en la experiencia de sentir, pensar y actuar desde el alma, en la vibración y frecuencia de lo divino de nuestro origen.


La alquimia de pareja es un vehiculo que cultiva la visión no dual para reconocer y manifestar la verdad de quienes somos a través de la fluidez y la expansión. Busca la libertad y realización del ser en todos sus planos, lo acepta e integra todo, es sanador, alquímico, transformador porque une dos fuerzas siempre opuestas, enfrentadas, separadas y paradójicamente complementarias. Es un camino de transformación para expandir la conciencia a través del corazón y alcanzar la liberación. Es la danza universal del femenino y el masculino, la danza de Shiva-Shakti.


Rinde culto a lo femenino. La vía alquimica desarrolla la conciencia aceptando e integrando todo lo que Es, el cuerpo y el espíritu, la luz y la sombra… encuentra su fuerza para trascender a través de la polaridad, de la sexualidad, de la energía que se ha dado al ser humano para unir la Energía y la Conciencia, la Tierra y el Cielo, lo femenino y lo masculino, a la diosa y al dios. No caben divisiones, es unificador, a través de la percepción del amor, de llevar luz allá donde el ego no llega, no se rechaza la materia, la sexualidad, el cuerpo son también Espíritu, expresión de su perfección, mente y cuerpo están unidos. Experimenta el trascender el ego desde la presencia, desde este aquí y ahora, vislumbrar el ser a través del cuerpo, trascender la materia desde el desapego a la misma y los resultados. El camino del andrógino, las bodas internas, la vía del hiperbóreo, del ser completo en si mismo, la aceptación e integración de nuestras luces y sombras, la unión de nuestras dos polaridades, femenino y masculino, en nuestro interior.


Atarse al plano del ego, a la percepción errónea de separatividad mantiene la experiencia humana en la cárcel de la dualidad, de la mente, de la emoción, del juicio, de la culpa, del control, del perfeccionismo… en conclusión en el ciclo del juego de lilah , del programa del ego que aleja de experimentar la divinidad, la conciencia del Ser, la Unidad.»


Swaranita, 9 Enero 2014.

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