Hay hambre no carencia de alimentos, sino por una sobreabundancia de productos, porque el alimento es lo que nos nutre.
El sistema está destrozando la producción de alimentos, a los agricultores y nuestro papel económico en la sociedad. Son los pequeños agricultores y las mujeres las que producen el 70% de los alimentos que comemos si lo miras en términos de nutrición, el único nutriente que llega a nuestros platos viene de los agricultores locales. Lo demás son productos tóxicos vacíos de nutrientes.
Si las mujeres hubieran sido reconocidas como las mejores agricultoras no tendríamos agricultura industrial, y si la naturaleza hubiera sido reconocida como productiva no tendríamos químicos ni transgénicos.
La industria de la biotecnología no está estudiando los impactos que tiene la modificación genética en el resto del sistema. Sabemos desde antes de que existiera la industria de la biotecnología que cuando modificas una parte del sistema, el resto no sigue funcionando como antes. Cada gen realiza muchas funciones y si cambias un gen, el sistema entero cambia. Y no están estudiando los impactos sobre el sistema. Tenemos que innovar y decir no: no vamos a vivir y trabajar en vuestra economía, vamos crear economías circulares, comunidades de alimentos, y digo esto porque lo hemos hecho en India y puedes salir, puedes salir de la trampa. “ Vandana Shiva.
El poder de lo femenino esta íntimamente ligado a la tierra, desde tiempo ancestrales la mujer representa la tierra y el hombre el cielo. Son las mujeres, en gran parte del mundo quienes cultivan alimentos. Tuve el placer de conocer a Vandana Shiva en Madrid hace unos años, cuando atendí un evento en que me encargaba de presentar a través de los alimentos y la cocina de temporada la importancia de cambiar de paradigma a través de la alimentación orgánica, local y de temporada. El regreso a una alimentación consciente es el primer modo de ir recuperando el poder de los fogones, de la alquimia del fuego. No dejo de repetirlo en mis talleres de alimentación estacional. El poder transformador de los alimentos con memoria, frente a industria alimentaria y química y tóxica, la cual como dice mi maestro de macrobiótica Roy Littlesun, generan olvido y enfermedad.
Esta activista de la ecología real, no de agenda geoestratégica, y del papel primordial de la mujer en la sociedad para volver a restaurar la salud del planeta, es Licenciada en Física y una de las más prestigiosas investigadoras sobre equidad agrícola, está presentando a lo largo su ultima obra ¿Quién alimenta realmente el mundo?. En su libro expone como los pequeños agricultores, en mayoría mujeres así como los microorganismos del suelo , los polinizadores y nutrientes son quienes nos abastecen de los alimentos que comemos,
Para ella las empresas sólo venden químicos para asegurarse las rentas de las semillas. La industria agrícola implica 400.000 millones de dólares en subvenciones. Ante ello es imposible competir para un agricultor tradicional, los cuales han sido expulsados de la tierra. El precio al que el agricultor compra y el precio al que el agricultor vende es muy desigual. El sistema está haciendo que la mitad de los hambrientos del mundo sean agricultores. La industria química promovió la revolución agrícola bajo la falsa premisa de que el suelo es un contenedor vacío. La industria de la biotecnología no está estudiando los impactos que tiene la modificación genética en el resto del sistema. Sabemos desde antes de que existiera la industria de la biotecnología que cuando modificas una parte del sistema, el resto no sigue funcionando como antes. Cada gen realiza muchas funciones y si cambias un gen, el sistema entero cambia. Y no están estudiando los impactos sobre el sistema.
Ahora la microbiótica ha demostrado científicamente como el suelo está vivo e interactúan los sistemas vivos superinteligentes de las plantas y de nuestro cuerpo… Retomemos el poder de la inteligencia de la tierra y de lo femenino. Poco a poco a más conecte la mujer con naturaleza cíclica y femenina, más retomará la tierra su poder cuando cultivemos nuestra tierra. Podemos crear huertos urbanos, vivir en el campo, crear grupos de consumo o acudir a tiendas orgánicas, hacer trueque de alimentos, adquirir cestas de fruta y verduras orgánicas por internet, retomar el placer del slow food, de cocinar la vida a fuego lento… cada semilla que sembremos por un mundo mejor… será una semilla de esperanza”
Swaranita, 11 Marzo 2018.
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