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SIETE MINUTOS DESPUÉS DE LA MEDIANOCHE.


«Tu mente se creerá las mentiras piadosas pero conoce también las verdades que duelen y que hacen que esas mentiras sean necesarias. Y tu mente te castigará por creer ambas cosas»



Hace un año alguien muy especial me llevó a un tejar, a uno de esos “jardines secretos”, esos lugares mágicos donde nos reconstruimos como personas. Nos descalzamos como solíamos hacer en nuestros paseos, pisando la alfombra de hojas secas mullida y fresquíta. Aún permanece en mi retina la neblina y luz especial, la energía del lugar y las formas de los tejos milenarios. Tras días cuidando a mi maravilloso padre en el hospital, me encontraba débil, agotada, sin energía por malcomer de camino a ducharme, limpiar mi casa y prepararme para facilitar mis sesiones. Dormía poco y casi no pasear por mi amada naturaleza. Pese a mis muchos recursos y habilidades con el duelo anticipado, hay cosas para las que nunca estamos preparados. Ese tejar y ese amigo especial nuestras conversaciones, esas que yo llamo de Venus urania por lo seductoras que son metafísicamente, fueron mi refugio y vitamina durante un año… y allí encontré mi verdad.


En un post antiguo expresé como los cuentos curan. Si, a través de esas «criaturas peligrosas» que son las historias podemos comprender, aceptar e integrar nuestra más profunda verdad… Como huimos de la perdida, del dolor, de la rabia, de lo que se refleja o polariza de nosotros mismos hasta que un monstruo viene a vernos.


Aquellas sombras a las que solo damos a la alquimia del fuego en nuestras pesadillas nocturnas y del agua en las creaciones artísticas. Colores de agua/emociones donde integrar la dualidad, las paradojas del bien/mal, la vida/muerte, la visibilidad/invisibilidad, el éxito/fracaso… los dones familiares, el amor de una madre y un hijo.


La llamada de un monstruo que demanda lo más peligroso de todo: expresar nuestra verdad. Ese resentir emocional primario, ese instante donde todo se detuvo, esa frase nunca dicha que atenaza la conciencia. Cuando somos acompañados en el proceso y lo expresamos se produce la liberación y la transformación. Y llegan mágicamente los recursos para el cambio y el empoderamiento.


«La creencia es la mitad de toda curación. La creencia en la cura, la creencia en el futuro que nos espera.» Sabias palabras de la maravillosa y mágicamente sanadora película: » A Monster Calls» de Juan Antonio Bayona, basada en la novela de 2011 del mismo nombre de Patrick Ness, el cual también es el guionista. Con ella cierra el director la trilogía de los vínculos familiares tras “El Orfanato” y “Lo Imposible”. Historias de príncipes, arboles sagrados, curanderos, predicadores…. Historias de madres e hijas y sus hijos, padres lejanos, mobbing, las etapas del duelo anticipado, «un niño demasiado mayor para serlo y demasiado joven para ser un hombre».


El milenario Tejo es un árbol sagrado y medicina. Guardaba las casas y los cementerios. Las tradiciones celtas creían que sus ramas que nacen de la base del tronco hueco llegaban hasta las bocas de los esqueletos de los cementerios. Llegar a la boca… invocar es la medicina. Contar la historia detrás de la historia. Como la de los maravillosos tejos, es en su medicina , es en su veneno donde «todo bulle y crepita y se retuerce en él lleno de vida».


Acceder a nuestra verdad, a la llamada del monstruo, al empoderarnos a través de traspasar el dolor, la pérdida, los limites y la expresión de las emociones.


Decir lo nunca dicho desenmaraña las ramas de nuestra psique y del corazón… ese momento catártico donde la realidad de mentiras da lugar a la fantasía de la autenticidad: siete minutos después de la medianoche».


Swaranita, 13 Octubre 2016



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